Cercanías de Madrid

Hoy toca reunirnos en Madrid. Todos vivíamos cerca de nuestro trabajo y yo, el más alejado, en Tres Cantos; ese lugar único, con casi cincuenta mil habitantes, a unos veinte kilómetros al norte de Madrid.

Nos hicimos amigos al haber coincidido, en los años de actividad laboral, en la línea C4 de Cercanías, así que me iré encontrando en El Goloso con Gonzalo que hizo su carrera militar aquí, con paréntesis en varios destinos en el mundo no carentes de riesgo. Apenas nos damos un abrazo cuando, pasada la bifurcación, recibimos en Cantoblanco Universidad a nuestro amigo Horacio, que llegó a Decano de Filosofía. Enseguida se nos suma Javier en Fuencarral donde dirigió un negocio familiar de vinos generosos. En Chamartín recogemos a Dionisio que fue profesor de percusión y pisó muchas veces el Auditorio Nacional. Y al llegar a Nuevos Ministerios se nos reúne Avelino, ujier especial y conocedor del Madrid antiguo y de los negocios de hostelería clásicos.

Somos un nutrido grupo. Algunos peinamos canas y otros perdieron la cabellera. Y llegamos a Sol donde pasaremos la mañana pateando con calma el corazón de Madrid. Tomaremos unas cañas, comeremos en algún sitio que no sea caro y regresaremos despidiéndonos uno tras otro hasta la próxima semana.

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