Dulces palabras.

Uno de los pasajes más hermosos que tocan al corazón, cuando ya están lejos las obligaciones académicas, laborales y hasta familiares que nos afectan es la lectura del libro del Eclesiástico (3,2 – 6 – 12 – 14):

“Dios hace al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la madre sobre su prole. El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, el que honra a su madre el Señor lo escucha. Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre; no lo abandones mientras vivas, aunque chochee, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados.”

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