Camisetas

Desde siempre me motivaba leer las camisetas que lleva la gente por la calle y más si los reclamos están en inglés o francés.

A veces me incomoda no poder terminar de ver una palabra por los movimientos de los portadores y creo que hay gente que no sabe lo que lleva escrito pues no encaja en el perfil de quien, inadvertidamente, lo ostenta; y también los hay que no extraña leer cualquier grosería que exhiben con deleite.

 

Suelo jugar a buscar el complemento de una camiseta. Como si necesitase que fueran dos para dar más sentido al reclamo. Por ejemplo – Yo, el Santander. – Yo, el Banesto. A la descubierta – Yo pago tarde y mal. – Yo, ni te cuento.

 

Y están los retadores; los que muestran divertidos cuando saben que has captado el mensaje, como la señora joven que se dejaba leer – Toy asombrosa. Y los malvados y groseros que se ríen siniestramente cuando colman tu estupor ante su lema – Corre que te pillo.

 

Y están los retadores; los que muestran divertidos cuando saben que has captado el mensaje, como la señora joven que se dejaba leer – Toy asombrosa. Y los malvados y groseros que se ríen siniestramente cuando colman tu estupor ante su lema – Corre que te pillo.

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